Soy de los convencidos que, en efecto, podemos ser felices en el trabajo. Es más, necesitamos ser felices en nuestro trabajo para poder ser productivos y que nuestro compromiso tenga un efecto positivo en los resultados de la empresa o negocio donde prestemos servicios. Si no somos felices se nota en nuestro trabajo. Si nuestras emociones son de enfado, frustración, aburrimiento, resignación, acomadamiento, etc., efectivamente nuestra contribución será acorde al nivel de nuestras emociones.

Si vis pacem, para bellum (si quieres paz, prepárate para la guerra), que decían los romanos. Así pues, las empresas y organizaciones si quieren obtener resultados extraordinarios y perdurables deberán preocuparse cada vez más por sus empleados y colaboradores, porque no nos olvidemos que el valor distintivo entre las empresas, no es la tecnología, la capitalización o su líder carismático, sino el conjunto de personas que cada día hacen posible que los productos y servicios lleguen a los clientes y los conviertan en fans por su atención y servicio. Todo lo demás es secundario. A continuación les dejo con un vídeo que ahonda en la temática.

Saludos,

Albert García Ordóñez