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En una reciente encuesta realizada desde este blog sobre cuáles eran las claves por las que las personas se comprometen en su trabajo diario, nos ha mostrado claramente qué es lo que los profesionales buscan en su trabajo. De forma destacada, lo más valorado por los participantes en la encuesta es la posibilidad de desarrollo profesional,  es decir el poder efectuar una carrera profesional dentro de la compañía en la que trabajamos. Evidentemente en un mundo de cambios constantes, de sobresaltos profesionales,  y apostar por mantener un alto nivel de empleabilidad es del todo comprensible y loable.

Lo segundo más valorado es la posibilidad de balancear la vida profesional y la personal. Aun a pesar de la crisis, está claro que, cada vez más, nos preocupa el equilibrio entre nuestra vida personal y la profesional. Yo todavía diría más, sin ese adecuado equilibrio no es posible rendir en la medida que nuestras empresas necesitan para hacer frente a los retos que diariamente se nos plantean y que son muchos. Este punto es importante y las empresas deberán valorarlo cada vez más por la importancia que tiene, sobre todo, a los efectos del rendimiento de los trabajadores y, por ende, la rentabilidad de las empresas y organizaciones.

En tercer lugar, y a muy corta distancia del balance entre la vida profesional y la personal, lo más valorado es el reconocimiento al trabajo bien hecho. No nos cansaremos de repetir, que el reconocimiento es efectivo, fácil de prestar, gratis y con unos efectos motivadores fundamentales. Pero todavía nos cuesta incorporar el reconocimiento dentro de nuestras acciones directivas diarias y el hecho de que sea algo tan demandado quiere decir que no es prestado por las empresas y organizaciones con la frecuencia que se debería.

En cuarto lugar, lo que promueve al compromiso de los trabajadores, es disponer de un buen líder. El hecho de estar situado en cuarto lugar significa (según mi criticable opinión) que somos más escépticos sobre el papel del liderazgo real y de los líderes cercanos. Me explico. Una cosa es explicar las bondades y cualidades de un buen líder y su repercusión en el liderazgo de su equipo a nivel teórico o ideal y otra, muy distinta, ver a nuestro jefe de cada día. Por muchos cursos de liderazgo a los que asista, sigue siendo el mismo y no se cambia la mentalidad sobre la importancia del liderazgo de las personas así como así y, al final, puede más la visión de la evolución de la cuenta de resultados del trimestre, que buscar proactivamente el compromiso de nuestros colaboradores. Porque el compromiso no es algo unilateral que el trabajador deba prestar voluntaria y activamente, es algo bilateral. El trabajador se compromete con la empresa y ésta con el desarrollo, bienestar, reconocimiento, etc. del trabajador.

En la siguiente posición se encuentra el disponer de desafíos profesionales que nos permitan crecer profesionalmente. Según los encuestados es un tema secundario, hay prioridades previas que deben atenderse.

En penúltimo lugar se halla el salario y otros beneficios. O sea que de nuevo la realidad refleja que el salario no es un factor motivante, es, en todo caso, un factor higiénico, en la terminología de Herzberg, esto es, si nos falta seguro que estamos desmotivados, pero si lo tenemos no necesariamente nos motiva, y menos, nos hace comprometernos.

Y, por fin, en último lugar ha sido valorado el ver progreso en el trabajo. Curiosamente, los profesores Teresa Amabile y Steven Kramer, en su libro «The Progress Principle», lo que vienen a sostener es que el poder apreciar el progreso en el trabajo es lo que más nos motiva, según un estudio que realizaron en Estados Unidos. Puede ser un tema cultural, o también puede ser que el ítem no esté bien expresado y no se haya entendido por parte de los encuestados.

En definitiva unos resultados sugerentes que nos indican claramente el sentir de los encuestados y que sería bueno el tomar nota si queremos lograr que nuestros colaboradores se comprometan con los objetivos empresariales.

Saludos,

Albert García Ordóñez

Perdónenme por ser tan expresivo y exaltado, pero es que la noticia se lo merece y, si no, ya me contarán. Recientemente leíamos la historia del, probablemente, mejor jefe – empresario- del mundo. Se llama Ken Grenda, australiano, y propietario de una empresa de transportes de viajeros, Grenda Transports. El hecho, que ha trascendido a todo el mundo, es el siguiente. El señor Grenda, no sólo pagaba el salario  que correspondía a sus empleados regularmente, si no que, además, sin mediar aviso, repartió entre su plantilla 15 millones de dólares australianos, que no es moco de pavo.

¿Se imaginan aquí al Sr. Botín (o cualquier otro empresario) haciendo esta noble gesta? La respuesta, entre nosotros, ya sabemos cuál es. Pero el señor Grenda merece nuestra admiración, no sólo por el reparto de tal suma de dinero, sino por la justificación del mismo, porque el reparto del dinero mencionado fue debido, según sus propias palabras, «a la contribución de sus empleados al éxito de la compañía», así que, tras 60 años de funcionamiento y, ante su jubilación, quiso hacer un reconocimiento público a todos aquellos que contribuyeron a lograr levantar, mantener y hacer crecer su proyecto empresarial.

Pero, aún hay más. Además de repartir el dinero a los empleados, el Sr. Grenda, se aseguró que la venta de su compañía no les perjudicara , así que la condición de la misma fue el mantenimiento de los puestos de trabajo. ¡Albricias! Un empresario que no sólo no despide, sino que  asegura el futuro de sus colaboradores.

Sigo estando excitado y alterado, porque la noticia, no me lo negarán, es, cuando menos, extravagante, por lo inusual. No estamos acostumbrados a recibir este tipo de noticias, sino más bien todo lo contrario (con o sin reforma laboral), aquí lo que se estila es despedir, prejubilar, trasladar, emigrar, cesar, etc.

Y que decir de los empleados, unos 1800 en total, atónitos cuando fueron al banco y vieron la suma de dinero ingresada (hasta 30.000$, según puesto y antigüedad). Naturalmente, los más, llamaron a sus entidades de crédito para señalar el obvio error que aparecía en sus estados de cuentas. Y las entidades financieras, que no, señor, discúlpeme, pero todo está bien, se trata de un ingreso de su empresa. ¿Cómo?

Y, así, en estos momentos, los empleados de Granda Transports están para proponer la canonización de su jefe por un gesto que, más que humano, es divino!!

Saludos,

Albert García Ordóñez