Aunque ya nos encontramos en pleno siglo XXI, todavía hay comportamientos difíciles de erradicar. Este artículo está inspirado en otro publicado en este mes de marzo en la revista Fortune y cuya autora es Becky Quick. En dicho artículo trata sobre un tema que yo pensaba sólo ocurría en nuestro país o en países de culturas machistas muy enrraizadas. En seguida entenderéis a que me refiero.

Siempre que he ido en pareja a comprar, ver, comparar y/o probar un vehículo, el vendedor siempre se dirige al hombre, porque, al parecer, quién entiende y tiene capacidad de compra de un vehículo es el hombre, mientras que las mujeres sólo están para ayudar en la elección del color y la tapicería, poco más.

En el artículo referido publicado en Fortune, la articulista cuenta la situación que vivió la ex CEO de Xerox  Anne Mulcahy en un concesionario de automóviles, donde decidió darse un capricho y después de probar un cabriolet de alta gama, decidió comprárselo. Dirigiéndose al vendedor le pidió que preparase la documentación, puesto que el vehículo le gustaba y quería comprarlo. El vendedor, haciendo gala de un talante antediluviano, le contestó si no prefería consultarlo primero con alguien más. La respuesta fue contundente, o le preparaba la documentación en los próximos diez segundos o se iba a otro concesionario de la misma marca. Esta situación es paradigmática de que es necesario modificar determinados hábitos o comportamientos. Hay que explicar a algunos vendedores de automóviles que los tiempos en los que el Código Civil exigía el permiso del marido para casi todo han prescrito y ahora tenemos una Constitución  en la que se prohibe cualquier tipo de discriminación, entre otras cosas, por razón de sexo.

Aunque hoy en día diríamos que más que discriminación podríamos hablar de estupidez. Máxime teniendo en cuenta que, según datos de CNW resaerch, en Estados Unidos el 44% de los compradores de automóviles son mujeres. Pero aún más, en un total del 80% de las compras de los automóviles las mujeres influyen decisivamente en el proceso de la compra.

Por tanto, hay conductas que debemos corregir si queremos realmente situarnos como empresas innovadoras y en una coyuntura de progreso. Es necesario respetar a las personas que nos vienen a comprar, pues nunca sabemos cuál de ellas va a ser la que nos pague la factura. También sería importante que en un sector como el de la venta de automóviles, se planteara introducir más vendedoras, puesto que hasta la fecha parece que sea un coto reservado casi exclusivamente a los hombres. Si queremos superar la crisis que nos ha abrumado, entre otras cosas, hemos de tratar a nuestros clientes de forma que se sientan bien en el proceso de compra, que no sufran humillaciones y que reconozcan la satisfacción que les ha producido dicho proceso de compra.

Así, si es usted un vendedor de automóviles y ve entrar a una pareja, diríjase a ambos con igual respeto y consideración.

Saludos,

María Carme Esteban